Ana Lucia Garcia Hoefken




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Why advocate for the vitality of matter?



2024


Trayectorias en transformación (2024) // // Transforming Trajectories

Glass containers displaying the various stages through which clay transitions after being collected from an inactive quarry in La Bisbal d’Empordà, Girona, and hand-processed, revealing the informational load inherent in this method of processing.

140 x 50cm
Ecos Sumergidos (2024) // Submerged Echoes

Multimedia recording of dry clay falling into the water deposited in the quarry and forming air bubbles as it submerge
Materia actuante (2024) // Acting Matter    

This installation employs raw clay alongside a motion sensor-activated water irrigation system. Over time, the piece undergoes a gradual erosion process in response to encountered movement, fostering an evolutionary interaction between the material and the passage of time.

130 x 110
Territorios modelados (2024)  // Modeled landscapes

Fragments of antique Catalan geography books collected from the Catalonia region were painted with pigments made from clay sourced from the La Bisbal quarry, giving new prominence to the experience of the material body itself.

5 x (20 x 42 cm)
Vestigios de arcilla (2024) // Clay vestiges

Installation showcasing the drying stage in handmade clay processing, displaying the clay body used and its imprints pressed onto fabric.

190 x 130 x 70 c
Carrying clay back home (2024) // Submerged Echoes


Audio recording of clay collection from the quarry, highlighting the evolution of the soundscape throughout the process, including the physical effort required to transport it. The microphone was placed inside the bucket along with the material, capturing the sound from the perspective of the clay. Subsequently, the sound was minimally processed to imbue it with the perceived characteristics of the materia





“Para analizar nuestras experiencias personales, es fundamental considerar la experiencia de nuestros propios cuerpos. Es esencial reconocer que la corporeidad se manifiesta no solo en nuestra estructura corporal, como un objeto físico que coexiste con otros, sino también en nuestra experiencia subjetiva. Este último aspecto nos define como individuos únicos, cada uno con una historia personal, situados dentro y moldeados por nuestra propia cultura. Como parte central de la experiencia social, política, histórica y geográfica durante el proceso migratorio de Ana Lucía, hay una búsqueda continua de identidad por historias y significados. Proveniendo de otros entornos, los cuerpos pierden gradualmente su sentido de pertenencia a medida que se alejan de su tierra natal.

En una de las canteras inactivas de La Bisbal d’Empordà (Girona) en Cataluña, hay paisajes de suelo arcilloso y relieves áridos formados por escombros y vegetación que alguna vez fueron habitados por los cantos de especies, movimientos de fuertes vientos y lluvias de diversos cielos. Ana Lucía se vuelve hacia el redescubrimiento de lo sensorial (y del cuerpo) al encontrar muy paradójico involucrarse en el trabajo con arcilla sin profundizar en este aspecto, sin sentir curiosidad por identificar y reconocer el origen de este material.

La arcilla es un material crudo, real, directo, tangible y sin procesar que nos rodea. Es el resultado y prueba de la vitalidad de la Tierra. Esta información es capturada por las geografías del tacto, que surgen de la receptividad táctil del cuerpo, específicamente de la piel. El tacto es, sobre todo, el sentido más íntimo, limitado por el alcance del cuerpo, y es el más recíproco de los sentidos, ya que tocar siempre implica ser tocado (Montagu 1971). Tanto en términos de manipulación física como simbólica, las fuerzas internas y externas aplicadas a espacios como esta cantera, que ha pasado por un proceso de extracción industrial, se materializan en un binomio invisible que entrelaza lo orgánico y lo sintético, resultando en un paisaje de un ecosistema posthumano.

En su observación reflexiva, que se mueve de lo más íntimo a lo externo y viceversa, Ana Lucía cuestiona su relación con estos espacios transformados. Las canteras son proveedoras de una extensa variedad de materiales que la artista utiliza, y que a su vez se convierten en una superficie que refleja los procesos íntimos de una migrante que enfrenta cambios en su vida diaria. En '¿Por qué abogar por la vitalidad de la materia?', esta interacción entre la artista, el material y su entorno se convierte en un diálogo lleno de testimonios, similitudes, historias y conexión con el material.

Esta exposición es una instalación inspirada en las codificaciones más profundas encontradas en esta cantera. Combina procesos, sonidos, huellas, manipulaciones y un video para crear un paisaje onírico que representa en realidad espacios corrompidos por la historia de nuevas economías. Ana Lucía nos invita a reconocer el material como un cuerpo para crear nuevos diálogos. A través de los sentidos, opera en una dimensión sensorial para una comprensión social, política y geográfica del material y su extracción.

La exposición genera un viaje sensorial destinado a revelar la fragilidad del material y la carga informativa que se acumula con el tiempo. De esta manera, la artista busca resaltar las propiedades y cualidades de la arcilla para crear nuevos diálogos entre unidades de materia, entender su relación con el medio ambiente y desmantelar representaciones culturales impuestas por procesos extractivos tradicionales en espacios corrompidos por nuevas economías. ¿Qué pasa por tus manos y sentidos al procesar arcilla desde el momento en que la identificas en el paisaje? ¿Qué significa estar en sintonía con tu paisaje? La vitalidad de la arcilla trasciende con muchas posibilidades y trayectorias.

Así, esta exposición se erige como un testimonio de cómo los espacios y materiales con los que interactuamos moldean nuestra identidad y nuestra visión del mundo. En un mundo fragmentado por la desensibilización ecológica, la artista busca politizar el impacto de la materia en nuestras vidas, invitándonos a reevaluar nuestra relación con el medio ambiente y a apreciar la profundidad de nuestro vínculo con la tierra, destacando la importancia de la percepción táctil y la experiencia física en nuestra comprensión del mundo.“

- Mariafernanda Marquez Durand